Actividad en el Virreyes Rugby Club

Todos los sábados, cerca de las 10 de la mañana, se juntan en Virreyes Rugby Club cientos de chicos, de todas las edades, para divertirse un rato persiguiendo una ‘ovalada’. En muchos casos, la falta de recursos en la que lamentablemente conviven es totalmente sobrepasada por las ganas de aprender a jugar este ‘raro’ deporte que es el rugby. Es muy valorable ver el ímpetu con el que asisten a cada entrenamiento de algo que apenas conocen y están deseosos de aprender. Gracias a varios ex rugbiers muy voluntariosos que actúan como entrenadores se puede llevar a cabo este proceso de enseñanza de un deporte tan complejo. En mi opinión, y a pesar de los grandes progresos técnicos que están teniendo los chicos, lo más importante es la adopción de los sentimientos que inculca el rugby. A diferencia de otros deportes, éste impone el respeto y la camaradería ante todo, donde el hecho de pertenecer a un equipo implica una actitud responsable y ‘jugarse’ por tus compañeros. En un ambiente tan violento en el que estos chicos viven, imponer el respeto hacia el prójimo y crear un sentimiento de pertenecer, es de suma importancia para formarlos como personas. Desafortunadamente, son las condiciones y circunstancias en las cuales viven diariamente, las que los llevan a adoptar actitudes violentas o inadecuadas. Dentro de este contexto, a algunos de nosotros nos toco realizar nuestras horas CAS en este proyecto tan optimista y educativo. Creo que cuando uno esta tratando de cambiar, para mejor, el futuro de cientos de ‘pibes’, cumplir con las horas CAS pasa a un plano secundario. El hecho de sentirse bien sabiendo que lo que uno hace le va mejorar la vida a varios que sufren una realidad cruel e injusta, supera cualquier mañana fría de sábado. Más aún, enseñar lo que a uno le gusta, o ayudar para un buen fin, es totalmente reconfortante.
Si bien los resultados no son inmediatos, los cambios ya se empiezan a ver. Poder ayudar a la formación de futuras generaciones a través del rugby es algo positivo tanto para la comunidad como para uno. Saber que cada sábado una división esta esperando a su “profe”, simboliza el valor de CAS y lo gratificante que puede llegar a ser cuando uno lo hace con ganas.


Juan Yannaduoni
Polimodal 2

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