Reflexiones de los alumnos

Hogar Familias de Esperanza de San Isidro

Era la primara vez que íbamos al asilo. Antes de llegar estábamos todas muy nerviosas, porque no sabíamos como reaccionar en caso de capricho o de alguna demanda especial. Yo tenía miedo de que las visitas no fueran buenas para los niños.

La preparación para el encuentro fue terrible: ¡no habíamos preparado ni comprado nada! Durante el día aprovechamos los recreos para recortar unas florcitas para que escriban sus nombres y lo cuelguen donde quieran. Cuando ya nos estábamos yendo, juntamos plata para comprar biscochitos en el kiosco del colegio. Claudia se enojó porque no habíamos organizado nada; nosotras nos sentíamos mal porque nos habíamos olvidado. Durante el viaje hablamos algunas cositas a Claudia para aclarar algunas dudas acerca de las actitudes que podíamos esperar, y nos recomendó no hacer determinadas cosas. Cuando llegamos vimos que los chicos no tenían todos los juegos que nosotras tuvimos durante nuestra infancia, ¡pero que igual la pasaban bárbaro! Recién llegadas los niños estaban muy tímidos, aunque se les veía en los ojos que querían cariño de parte nuestra y alguien que los haga reír, jugar, que los acompañe aunque en mínimos gestos. Empezamos pasando un almohadón y diciendo un poco sobre nosotros, nuestros nombres, lo que nos gusta hacer, cosas que nos ayuden a conocerlos mejor, y que ellos nos conozcan. Algunos no quisieron, y se pusieron re nerviosos, pero con la actividad que habíamos preparado (recortar goma para formar florcitas y después ponerle nombre a cada florcita) pudimos pasarla bien y recordar un par de nombres. Después compartimos la merienda, los biscochos que habíamos comprado y leche, y perdimos un poco el control que habíamos logrado sobre los chicos ya que empezaron a correr por todas partes y nosotras chicas nos tuvimos que dividir para poder controlar un poco todos los grupitos. Fue bastante difícil porque eran muchos y no nos llevaban mucho el apunte, cuando le decíamos, por ejemplo, que no se cuelguen de las ramas del árbol porque se podían lastimar. Ser reían y seguían con su juego, empujándose y tirándose de un tobogán El día terminó, los chicos habían coloreado unos dibujos y les regalamos unas golosinas. Fue difícil despedirse. Cuando nos subimos al micro, yo me largué a llorar porque pero sentía que podían sufrirlo como otro abandono, aunque ya les habíamos dicho que volveríamos en dos semanas. Todavía no puedo creer lo que tuvieron que pasar esas personitas tan chiquitas y frágiles, cómo los habían abandonado, cómo los habían dejado con esa falta de cariño que todas nosotras del St. John's pudimos tener. Es impactante y generó muchas emociones, pero más que nada es muy especial reconocer que les damos alegría a esos peques, ¡y que la pasamos re bien, todos juntos!

Micaela Guerra

Polimodal


Desde el primer momento en el que supe de las actividades CAS me entusiasme mucho. Me pareció una buena y divertida forma de ayudar a la sociedad. Había muchas actividades para elegir y todas me gustaban pero solo podía elegir una.

Mi primer actividad fue la de vender remeras para la Fundación Media Pila. Fuimos un sábado a la mañana a una calle donde circulan gran cantidad de gente. Yo tenía la idea de que nos iba a ir muy bien y que íbamos a poder venderlas fácilmente. Fue difícil hablar con la gente para contarle de que se trataba esta actividad. Al terminar la mañana no habíamos vendido ninguna remera. Me sentí frustrada porque no había podido ayudar pero luego me di cuenta de que no importaba que no las hayamos vendido que lo bueno y positivo de esta experiencia era que pudimos transmitir la idea de la fundación.

Otra de mis actividades fue ir al Museo Beccar Varela a recuperar el barranco. Sacamos una planta invasora proveniente de Europa. Esta planta estaba matando a los pastos originarios. Como no era autóctona ningún animal se la comía y por lo tanto estaba invadiendo todo el precioso barranco que tiene este museo. Al principio fue muy difícil porque habían espinas y porque las raíces eran muy fuerte. Por suerte uno de mis amigos que estaba allí descubrió una forma más fácil y eficaz de sacarla y era enrollándola como una alfombra.

La última de mis actividades en la reserva Ecológica de la Rivera Norte fue plantar árboles. Fue algo que disfruté muchísimo y es muy emocionante pensar que dentro de 15 o 20 años cuando sea grande podré llevar a mis hijos a esta reserva y mostrarles los árboles que yo planté. Además estoy contribuyendo al medio ambiente lo cual es algo que en estos dos últimos años me interesa mucho. Asimismo aprendí acerca de diferentes clases de árboles, de sus características físicas y de crecimiento.

Mercedes Bastien

Polimodal


Lo que hicimos allí fue sencillo, ordenar mandarinas. La actividad en si, no fue tan divertida pero, me fui con el pensamiento de que había ayudado a los demás. Detrás de este acto tan simple, hay toda una historia. Porque, mediante nuestro esfuerzo estamos ayudando a mucha gente que no se puede dar el lujo de pagar la costosa comida y tiene que recurrir a visitar comedores comunitarios.

Conocí la realidad de otras personas y me hizo reflexionar, que tan dura es la vida! Que no todos tenemos la misma suerte de tener siempre para comer y una casa donde dormir.

Estoy orgulloso de haber ayudado a los demás. Fue una manera de descubrir otra perspectiva que tal vez no habría profundizado. La actividad tuvo un valor moral y de empatía hacia la gente. Por la actividad aprendí a ser más generoso con el prójimo y que por más chiquito que sea tu ayuda sirve para mejorar la situación de otros. Y si todos maduramos y podemos apreciar con claridad esto lo podremos aplicar en cualquier ámbito.

Yo creo más que nada que en esta salida aprendimos de generosidad, ponerse en el papel del otro, de responsabilidad y de abrir nuestras mentes para aprender la realidad de otro.

Matías Gorse

3ºES B


La segunda salida CAS del año fue al instituto Román Rosell. Fuimos a visitar el Taller de Arte a ver como pintaban los no videntes.

Me encontré con gente muy buena y muy educanda, graciosa y que tenía mucha amabilidad con nosotros.

A mí me pareció una actividad, muy buena; me gustó más que la primera. La verdad me impresionó como pintaban y que facilidad tenían porque no debe ser nada fácil ver y de repente ya no ver más.

He logrado comprender que la vida te puede dar segundas oportunidades y que hay que saber aprovecharlas y que si bien uno puede perder la visión, con mucho coraje y valor todo se puede y que nunca hay que tirarse abajo. Al principio y durante todo ese viaje me sentí muy conmovida y shockeada por que a estas personas, el ser no videntes no las detiene y siguen para adelante, la verdad es muy conmovedor.

Esta actividad significó muchísimo para mí, no solo me cambió la forma de ver a los ciegos sino que también aprendí a ver como se manejan y como se las arreglan para pintar y hacer manualidades.

La salida tuvo mucho valor porque aprendí que para nosotros es muy importante la visión pero en realidad lo que importa más, es lo que está en la cabeza y las ganas que se tiene de seguir adelante y pintar, jugar al ajedrez y practicar deportes.

También me impactaron las anécdotas de estas personas, de cómo quedaron ciegas, aunque algunas de ellas eran ciegas de nacimiento. Para mí lo más importante fue que pude conversar con ellos, lo cual nunca en mi vida lo había echo y me encantó. Esto como aprendizaje, a mí me sirvió muchísimo. Cambió mi forma de pensar y también me hizo bien saber que ellos son muy independientes; me hace mejor porque ahora sé que si un no vidente se cruza conmigo por la calle, obvio que los voy a querer ayudar pero, sé que si no lo hago, va a estar bien.

Para mí los resultados de esta actividad fue muy buena y me gustaría ir otra vez. Para el grupo también fue muy buena ya que hablé con algunos compañeros que me dijeron que se conmovieron al igual que yo.

Camila Paserotti

3ºES


Hogar de Ancianos San Fernando

La primera vez que fui al asilo, no me sentía muy cómoda, estaba nerviosa ya que era la segunda visita de las chicas pero la primera mía. No sabía con que me iba a encontrar, estaba perturbada pero intenté disimularlo. Mi primera impresión fue pensar que los ancianos no eran muy sociables o que no les iba a gustar nuestra presencia por el simple hecho de tener que juntar horas CAS y no de que fuera una elección personal. Luego, me solté más, cuando la coordinadora y las chicas que ya habían experimentado la visita me presentaron a unas ancianas divertidas de las cuales una era profesora, con ella hablamos sobre unos libros y cada una contó sobre su adolescencia o el porque están ahí ahora .

Una de nuestras actividades programadas fue jugar al bingo y repartir chocolates como premio. Me alegró ver como se divertían y como disfrutaban al ganar chocolates.

El día que más me gusto, fue cuando uno de los ancianos, Bruce, el más simpático y al cual todas le tenemos más afecto nos llevo en un "tour" por el asilo, nos mostró su habitación, y tocó canciones de rock en su órgano eléctrico.

Carolina Campobello

Polimodal


El día 13 de abril fue el primer día que conocimos a los abuelitos, cuando llegamos al asilo estaba muy nerviosa y tenía miedo de cómo iba a ser la reacción de los ancianos con nosotras. Cuando entramos me impacto mucho verlos, pero después de servirles el té y entrar un poco en confianza, pudimos hablar con ellos y contarles un poco de nuestras vidas. Les mostramos algunas fotos de viajes mientras que ellos también acotaban un poco de su historia. En ese momento nos sentimos muy cómodas.

El día 27 de abril jugamos al bingo y hablamos mucho más con algunos abuelos que conocimos la vez anterior. Cuando empezamos a jugar nos divertimos un montón porque de a poco se iban sumando cada vez más y nos dimos cuenta de que se entretuvieron y les gustó esa actividad. Ese día la pasé muy bien y me sentí contenta de que todos juntos nos pudimos divertir con ellos.

Clara Etchechouri

Polimodal

La primera vez que fui al asilo, no me sentía muy cómoda. Al entrar y ver a los viejitos sentados en sus mesas por tomar el té, me dio la impresión de que no eran muy sociables. Una de las chicas, que ya había ido antes, me acercó a la mesa donde había un grupo de señores y nos pusimos a hablar con ellos. Nos contaron muchas cosas y fue muy entretenido. Muchos contaban anécdotas de cuando eran adolescentes o sobre sus nietos; muchos tenían mas o menos nuestra edad.

Un día llevamos un bingo para jugar y chocolates para darle de premio al que ganaba. Ellos la pasaron muy bien, se reían y se ponían muy contentos cuando ganaban. Algunos al principio no querían jugar, pero como veían que sus compañeros se divertían se sumaron al juego.

El día que más me gusto, fue cuando uno de los viejitos, al cual nosotras le tenemos más cariño, que viene de Inglaterra y se llama Bruce, nos llevó a recorrer el asilo. Nos mostró su cuarto, donde tenía un órgano eléctrico y tocó algunas canciones y también nos mostró algunas fotos de su familia.

Florentina Aguirre

Polimodal

De la actividad CAS realizada entrenando chicos en el club Virreyes, puedo rescatar varias cosas muy positivas. Una de ellas es la convivencia con los chicos. Hay una muy buena recepción de parte de los chicos que nosotros entrenamos. Generalmente los chicos están muy motivados con el juego pero, de vez en cuando se pelean y ese es el punto en que tenemos que intervenir, arreglando los problemas. Nosotros vamos a Virreyes para transmitir los distintos valores del rugby y para ayudarlos a mejorar su nivel junto a los entrenadores del mismo club. Los días son generalmente soleados y el ambiente muy positivo.

Nosotros como grupo siempre tratábamos de estar lo más unidos posible al entrenar a los chicos. Tenemos que prestar especial atención, evitando que tomen demasiada confianza, al punto que nos traten como uno más de ellos. Siempre marcamos bien el límite. Yo pienso que desde el comienzo nuestro objetivo es transmitirle los valores del juego a los chicos, compañerismo, esfuerzo, sacrificio, compromiso. Espero que estos valores, a medida que entrenamos a los chicos se vayan cumpliendo.

Santigo Premoli

Polimodal



Taller de juguetes Mayo/Junio/Agosto 09

El taller de juguetes comenzó como una actividad extra escolar organizada por nuestra coordinadora de C.A.S (Claudia), en un salón del colegio. La mama de una compañera se ofreció a dar el taller, y ayudarnos en la confección de las distintas cosas que armáramos, ya sean juguetes o cualquier otra cosa.

Cuando empezó el taller todos estábamos con grandes expectativas ya que nunca habíamos tenido una actividad de este tipo y queríamos saber de que se trataba, o que íbamos a tener que hacer. El propósito de las cosas confeccionadas era destinarlas a distintos hogares para ayudar. Lo primero que hicimos fue pintar con nuestras manos dos grandes telas, que luego servirían como funda a unos almohadones. Fue muy divertido, algunos descubrieron su talento artístico, encontrando placer en la actividad. La pasamos tan bien que enfrentamos de igual manera el segundo proyecto, unos pequeños objetos con distintas formas para sostener fotos. En este proyecto la imaginación jugo un gran papel ya que teníamos que pensar que cosa queríamos construir, ya sea un sombrero, una flor o una ballena. Nos dimos cuenta que era muy divertido armar cosas con las manos, aunque en mi caso, me costo mucho poder armar algo.

Además de gustarnos en sí el taller, nos incentiva el hecho de que todo lo que hagamos va a estar destinado a distintos hogares en los que estamos visitando, y que eso en lo que tanto trabajamos le va a dar una alegría a muchos chicos, en especial en el día del niño.

Josefina Canil

Polimodal

Banco de alimentos 2009

Un grupo de 3º ES visitó el Banco de Alimentos y colaboró con el empaquetado y la clasificación de productos.










Actividades en la Reserva Ribera Norte

Los chicos de Poli 1 estuvieron plantando árboles de especies autóctonas en el boulevard de acceso a la Reserva Ecológica de la Ribera Norte, en Acassuso.









Hogar Familias de Esperanza (Vicente Lopez)







Un grupo de alumnos y alumnas de Poli 2 continúa las visitas, que habían empezado en 2008, al Hogar de tránsito Familias de Esperanza (sede Vicente Lopez), donde viven 24 chicos. Agradecemos a la Sra. Moras la posibilidad que nos da de compartir un tiempo con ellos.

Hogar Familias de Esperanza (San Isidro)







El Hogar Familias de Esperanza tiene una sede en San Isidro, donde viven otros 24 chicos. Allí están concurriendo algunos alumnos de Poli 1 para compartir con los ellos distintas actividades recreativas (maquillaje, fútbol, artesanías, etc.)









Hogar de Ancianos San Fernando




Otro grupo de Poli 1 concurre cada 15 días al Hogar de Ancianos de San Fernando. Allí organizan distintas actividades recreativas para entretener a las personas mayores, tales como bingos o guitarreadas.